sábado, 9 de marzo de 2013

Capítulo 11: Ich liebe dich...



En el centro de la ciudad…
Bill caminaba mirando las tiendas de su alrededor, todo era muy bonito.
Bill (pensando): esta ciudad es más bonita de lo que imaginé… - alguien lo interrumpe.
Era una vendedora de dulces, que no parecía tener más de 20 años.
Vendedora: señor, compre los deliciosos Turrones del Sol, a sólo 2 dólares – sonríe – sé que le gustarán…
Bill la mira sorprendido, pues hasta el momento nadie le había hablado con tanta confianza. Él revisó sus bolsillos y para su suerte tenía la billetera en el bolsillo de su abrigo.
Bill: ok, dame uno… - saca el dinero y le paga.
Ella le entregó una cajita con el dulce y guardó su dinero.
Vendedora: Muchas gracias, señor… si desea lo llevo a la tienda principal, está muy cerca, frente al Parque de Las Ilusiones, ¿lo llevo? Diga que sí…
Bill: ahora no puedo, gracias…
Vendedora: bueno, igual le dejo la dirección – le entrega una tarjetita – no dude en ir.
Ella se fue. Bill miró lo que compró y la tarjetita, los guardó en su bolsillo. Miró alrededor y vio, no tan lejos, un parque “¿Ese será el Parque de Las Ilusiones?”. Caminó hacia él y cuando llegó se sentó en una banqueta cercana a una fuente de agua. 
Camuflándose hasta las mejillas, se sintió más seguro.
Él abrió la cajita y probó el turrón. 


Su sabor era dulce y delicioso, incluso se lo terminó en menos de un minuto.
Bill (sacudiendo las migas de su abrigo): qué rico… - con la boca llena – quiero más…
Entonces buscó con la mirada algún lugar donde vendieran dulces, como lo indico la vendedora ambulante, y por casualidad del destino, a un extremo del parque…
Bill (pensando): ¡(tu nombre)! Es ella, pero… ¿qué hace aquí? ¿y por qué está vestida así? que raro… rayos, viene con sus amigas, están vestidas iguales… debe salir del colegio – mira su reloj de pulsera – pero todavía es temprano para que haya salido...
Gigi, Karla y yo veníamos de la casa de una profesora, habíamos dejado nuestra maqueta ahí. Salimos temprano del colegio porque sólo tuvimos clases las cuatro primeras horas, y ahora estábamos caminando sin rumbo, sólo con ganas de pasear, pero…
Karla: Ay, no, chicas mejor vamos a casa.
Gigi: Whhaaat?! ¿tú diciendo eso?
Karla: SÍ, YO… shit! No nos dejarán entrar a ninguna tienda porque estamos con U-NI-FOR-ME, pensarán que hemos evadido las clases y NO quiero que me lleven a la comisaría como el mes antepasado en que a (tu nombre) se le ocurrió venir a comprar un par de chocolates…
Yo: ay, ya!
Gigi: pobre Karla, ya tiene antecedentes penales.
Karla: no exageres, tampoco soy una criminal…
Yo: ajá, y yo soy el gato con botas.
Gigi: y yo soy Nemo… - hace cara de pez.
Karla: que feo ese Nemo – ríe.
Yo: no le bajes el autoestima!!
Nos reímos de la cara de Gigi…
Gigi: sshhh, oigan, oigan – nos detiene - ¿ese no es…? – achinando los ojos para ver mejor.
Karla: ¿Qué?¿qué? – mirando a todos lados.
Gigi: el de la banqueta, está por la fuente…
Volteé y miré hacia donde Gigi indicó.
Yo: iighhh… - se me acababa el aire, luego lo disimulé.
Karla y Gigi se miraron en complicidad, después me dedican una mirada pícara.
Yo: ¿qué diablos les pasa? ¿por qué me miran así?
Gigi: nada, nada.
Karla: ya sabes quién está sentado ahí ¿Verdad?
Yo: sí, ya sé! ¿Y?
Karla: ¡¿cómo que “y”?! – me toca la frente – (tu nombre), ¿Estás bien?
Yo: sí… ¿por qué?
Karla: “Osea, Hellooo” es Bill Kaulitz, ¿a caso no nos decías que lo violarías si lo veías?
Yo (sonrojada): ¿Qué?!  Nooo – reí nerviosa.
Gigi: ay, te mueres por él, ve y háblale.
Yo: ¿y qué le voy a decir?
Karla: no sé… tu ya has hablado con él, pregúntale cómo está o no sé.
Yo: noooo, pensará que me muero por él. – me crucé de brazos.
Gigi & Karla: ¡¿Y a caso no es así?!
Lo pensé unos momentos…
Karla: ay no… no me digas que ya no te gusta.
Yo: putamdre! Si me gusta, pero no me molesten! Y no lo molesten! Piensen… él quiere estar tranquilo por una sola vez en su vida ¿para qué voy a llegar y molestarle? – volteo a mirarlas directamente, dando la espalda hacia donde Bill estaba.
Gigi: si no vas tú a hablarle, él vendrá aquí.
Karla (murmurando): Está mirando hacia aquí.
Yo (A Gigi): no, ¿cómo crees?
Karla (murmurando): nos está mirando, ya sabe que eres tú.
Gigi: ve tú o será peor…
Karla (murmurando): Rápido, piensen.
Yo: ¿me estás amenazando Gigi Fabiola García?!
Gigi levantó la mano e hizo un “hola” y lo llamó con la mano.
Yo (nerviosa): ¿qué… qué haces?!
Gigi: ayudándote.
Gigi (hace gestos de llamar a Bill): estaremos cerca por si pasa algo, ¿ok?, no intentes violarlo.
Karla: ok, ahí viene…
Gigi: (tu nombre), sabemos lo importante que es Bill para ti, no queremos que la última conversación que tuviste con él haya sido porque tus cosas se perdieron, ¿sí?
Karla: ajá, y como buena fan pídele aunque sea un autógrafo, por favor… o, no sé, lo que desees, pero no dejes las cosas así, luego te arrepentirás si desperdicias esta oportunidad… bueno, ahí viene, nosotras nos vamos – jala de la mano a Gigi.
Bill había caminado al otro extremo del parque para llegar a nosotras, a mí, porque las dos locas ya se habían ido.
Yo (murmurando): las voy a matar…
Entonces, siento que Bill ya está detrás de mí, volteé.
Bill: hola – sonríe - ¿qué pasa?
Yo: hola… pues… nada…
Bill: ¿cómo estás? ¿Sigues estudiando para entrar a la universidad?
Yo: sí – obviamente.
Bill: pregunto, porque puede ser que te hayas inclinado por el arte o por otras cosas – sonríe.
Qué linda sonrisa, ¿puede haber una sonrisa más hermosa que esa? Nooo, claro que no. Bill tiene la sonrisa más hermosa…
Yo: me gusta el arte, pero no soy lo suficientemente buena para dedicarme a ello – reí.
Bill: ¿ah? ¿y qué tipo de “arte” te gusta hacer?
Yo: eam… bailar, pero recién soy una aprendiz.
Bill: qué suerte, yo no puedo ni coordinar mis pies con mi cuerpo.
Reí.
Yo: ¿qué haces por aquí? Lejos de tu hotel.
Bill: vine a dar un paseo – levanta los hombros y mira alrededor… luego sonríe para sí mismo, ocurriéndosele una gran idea - ¿me podrías decir dónde está esto? – saca la tarjetita que le dio la vendedora y me la muestra.
Yo: sí, está por… - volteando – de esa esquina, la primera tienda a la derecha – sonreí - ¿te acompaño?
Ok, demente! Demente! ¡¿Cómo que “te acompaño”?!  Miegda, ya lo dije.
Bill: ya – acepta gustoso.
Ay Dios… ¡basta! (tu nombre), deja de ponerte nerviosa y pensar miles de cosas, sé tú misma o estarás incómoda el resto del tiempo que estés con Bill! Recuerda lo que dijo Karla: NO LO DESPERDICIES.
Suspiré, liberándome de tensiones y Bill me miró. 
En tanto, mis dos mejores amigas estaban tipo espías, mirándonos a varios metros.
Karla: Gigi, se están yendo…
Gigi: ¿Y ahora qué hacemos? ¿los seguimos?
Karla: Naah, hay que darles privacidad… no creo que la secuestre (cara de asustada) ¿o sí?
Gigi: naah, vamos por un helado…

Bill y yo caminábamos, surgió una conversación espontánea.
Bill: ¿sales del colegio?
Yo: sí, por suerte salimos temprano…
Bill también se decía “por suerte… y te topaste conmigo”.
Bill preguntó en qué colegio estudiaba, le dije el nombre y el parecía no poder pronunciarlo.
Yo (riéndome): no es tan difícil…
Bill: claro que sí, como tú hablas español para ti es fácil, haber di “Ich liebe dich Bill Kaulitz”.
Yo no sabía lo que significaba.
Yo: ¿cómo?
Bill (repitiendo despacio): Ich-liebe-dich-Bill-Kaulitz.
Yo: Ich liebe dich… Bill Kaulitz ¿Asi?
Bill: sí, perfecto.
Yo: ¿Y qué significa?
Bill: eam… - pensando – Eres mi amigo, Bill Kaulitz.
Yo: oh – sonreí – entonces, lo repetiré, Ich liebe dich Bill Kaulitz.
Bill ríe mientras me mira.
Yo: no te rías, estoy aprendiendo alemán.
Bill: ¿sabes decir algo en alemán?
Yo: sí... hallo, durch den monsun, reden, humanoid, Spring nicht…
Bill se ríe, yo también.
Bill: ¿sabes los números?
Yo: hasta el diez – reí – es lo único que he podido aprender hasta ahora.
Bill: yo podría enseñarte un poco.
Yo: ya – sonreí sinceramente - ¿qué es lo que puedo decir al saludar a un amigo?
Bill: Was ist los!
Yo: Was ist los!
Bill: sip, repite esto… Mein name ist (tu nombre).
Yo: mein name ist (tu nombre)… ¿significa: mi nombre es (t/n)?
Bill: sí.
Yo: parecido al inglés
Bill: no te confíes… ahora di… “Ich würde für dich sterben, Bill Kaulitz.”.
Yo (intentando): ich asdfasfawefsa Bill Kaulitz,  no sé – reí.
Bill (imitándome): “no es tan difícil”…
Cruzamos la calle y caminamos a la tienda.
Yo: Ich … würde für dich  ¿sterben? Bill Kaulitz…
Bill: suena bonito cuando lo dices.
Yo: oww, gracias, ok, ya llegamos… - lo detengo – espera…
Bill: ¿qué?
Yo: lo que compres, yo lo pagaré.
Bill: ¿eh? – curvó una ceja - ¿por qué?
Porque siendo turista, te cobran el cuádruple del precio normal...
Yo: porque… eres mi amigo... Ich liebe dich Bill Kaulitz…
Bill me miró sorprendido, pero trazó una sonrisa de satisfacción en su rostro.

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