martes, 26 de marzo de 2013

Capítulo 17: El arte de sus labios



En tanto...  en la habitación…
Bill: ¿cómo te sientes?
Yo: mejor que antes – mencioné sin muchas ganas.
Bill: ¿te duele?
Yo: sólo cuando respiro…
Bill me miró con una linda expresión en el rostro, una sonrisa y un tipo de complicidad amistosa.


Bill: quería decirte algo, creo que es el momento.
¡¿Decirme algo?!
Yo (preparada para escucharlo): dime.
Bill abrió sus hermosos labios para decírmelo, ¡cuando la enfermera inoportuna abre la puerta y entra con un carrito de metal!
Enfermera: disculpen, es la hora del desayuno… ¿los interrumpo?
Yo: no, no. (¬¬.l.)
Bill se levantó de la silla y le preguntó a ella si necesitaba ayuda.
Enfermera: sí, gracias.
Ella sirvió los desayunos, leyendo las prescripciones de los tres pacientes que me acompañaban. Bill le ayudó colocando los desayunos en la mesa que hay al lado de cada cama.
Enfermera: gracias.
Bill: De nada…
Enfermera: seguiré entregando los alimentos – comenta – (tu nombre), come todo eh.
Miré mi desayuno. Un tazoncito de avena, tostadas con mermelada y jugo de piña.
Yo: Gracias…
No me dieron muchas ganas de comer, primero porque me dolía la garganta al pasar y segundo porque la avena y el jugo estaban desabridos.
Bill se sienta en mi cama, a mi lado; quita la servilleta a la cucharita que me entregaron y coge el tazoncito de avena, echándole aire para que enfriara. Lo miré detenidamente…
Bill: abre la boca… - levantando la cucharita con un poco de avena.
Yo: no gracias…
Bill: abreee – insistió.
Abrí la boca y él me alimentó. Pasó 10 minutos – aproximadamente – alimentándome en la boca, como a un bebé. Era un bonito gesto de su parte, pero me sentía extraña… sobre todo que fuera él quien hiciera eso.
Bill: ¿y qué pasará cuando salgas del hospital?
Yo: no sé… creo que volveré a casa.
Bill se alarmó ante tal idea, la razón: papá podría estar ahí.
Terminé los últimos pedazos de tostadas sin hacer esfuerzo, puesto que tenía hambre, aunque me doliera comer, y en el rostro del gemelo Kaulitz se trazaba una sonrisa juguetona.
Yo: ¿Qué pasa?
Bill: ¿quieres pastel de piña?
Okay, ¿quién le dijo?
Yo: ¿cómo…?
Bill: siempre lo pides – alzó los hombros – cuando salgas iremos por pastel de piña.
Yo: ¿un pedazo grande?
Bill: bien grande, todo tuyo.
Él parecía estar a gusto, se sentía un ambiente agradable con tenerlo cerca.
Cuando no dijimos nada, se produjo un silencio no incómodo… Bill me miraba y yo trataba de no verlo a los ojos… esos ojos me volvían loca con solo sentirlos observarme.
Bill: (tu nombre)… - susurró.
Volteé y lo miré, no a los ojos, sólo lo miré.
Bill: es importante que sepas que puedes confiar en mí.
Asentí.
Yo: gracias.
En un momento, fue inevitable verlo directamente a esos hermosos ojos cafés. Sentí como si pudiera mirarlo de esa manera toda la vida.
Bill (sonríe) y baja la mirada: ¿cómo se llamaban tus amigas?
Yo: Karla y Gigi… ¿por?
Bill: sólo preguntaba… ¿son amigas desde hace mucho tiempo?
Yo: más o menos, desde hace varios años, sí… ¿hace cuántos años que conoces a Gustav y a Georg?
Bill: uhm… creo que más de 8 años, o por ahí.
Empecé a jugar con mis dedos, encima de las sábanas. Él cogió mi mano y luego me miró como sorprendido de haberlo hecho. Sus largos dedos sostenían los míos y seguidamente se entrelazaron. No me opuse a aquello… Luego extendió su mano encima de la mía y notó la diferencia en tamaño.
Yo: tengo las manos pequeñas – dije apenada.
Bill: son bonitas – me mira – yo tengo unas manotas.
Yo: y también son bonitas.
Estuvimos tomados de la mano durante varios minutos, no decíamos nada… bueno, yo no sabía qué decir, considerando que era una inexperta en el tema del amor…
Cuando, en un momento en que casi iba a abrir la boca para decir algo tonto, Bill acerca su rostro al mío, con la otra mano coge una de mis mejillas y me besa.
Fue tanta la sorpresa que me quedé con los ojos abiertos mientras él disfrutaba del roce de nuestros labios con los ojos cerraditos.
Mi corazón quería salirse, si no fuera porque estaba sentada entonces hubiera caído al suelo… ¡BILL ME BESABA! Y por arte de magia (o por arte de sus labios) me olvidé que estaba en un hospital, que pacientes dormidos nos podrían ver o que podría llegar el doctor con la enfermera. Fui cerrando los ojos y disfruté del calor de sus dulces labios…


Karla: Oye, como que… ¿nosotras qué hacemos aquí, esperando?
Gigi (caminando de lado a lado): ay, no sé… tenemos que ir al colegio o a casa.
Karla: a casa, vamos a ver una película.
Gigi: ya, genial, pero aun no nos hemos despedido de (tu nombre).
Karla: pero si Bill está hace rato dentro y no sale… - cara pervertida – qué estarán haciendo.
Gigi: ay, no sé… - cuando se le desvía la mirada y ve que a unos metros, aparece un chico alto, con ropa holgada, cabello con trenzas negras, muy guapo.

Karla nota que su amiga estaba soñando despierta… En tanto, Tom se acercaba y directamente le pregunta a Gustav: ¿dónde está Bill?
Gustav señaló la puerta de la habitación, y el gemelo mayor, sin dudar un momento la abrió y dio un paso adentro, pero algo hizo que éste se quedara estático y segundos después regresara al pasillo con los demás, dejando la puerta cerrada.
Tom tenía expresión de estar molesto, cosa que se notó inmediatamente en su hermoso rostro.
Tom: iré a… por ahí.
Tom siguió de frente y dobló a la izquierda, así, Gigi y Karla lo perdieron de vista.
Karla, con su sexto sentido que siempre la acompaña, curvó una ceja y tensó la mandíbula, sin dejar de mirar la puerta de la habitación en cuestión.
Gigi seguía en las nubes…
Karla (levantándose): yo quiero ver…
Karla abrió y al asomarse, pudo ver, con sus grandes ojos, que Bill y yo nos separábamos después de un beso y que me apoyaba en el hombro de él. La mandíbula de Gigi cayó en la cabeza de Karla, y la de Karla cayó al piso… y Gustav las jaló hacia atrás, no sin antes haber visto la escena.
Gigi: wwiiii!! Al fiiin!!
Karla: después tantooo!
Ambas se abrazaron de la emoción, estaban felices por mí, por Bill, por ellas mismas.
Karla: aaahhh! Moriré! Qué felicidad… ¡y no tomé foto! Ptamre.
Gigi: ay, no importa, luego tendremos oportunidad de retratar algo tan bonito – junta las manos y mira hacia el cielo, parpadeando varias veces.
Gustav seguía mirando a las chicas, un poco extrañado.
Gigi (se percata de la presencia de Gus): Ay, Dios! – apenada.
Karla empieza a reir como loca.
Karla: algo me decía que esos dos ya se estarían besando – comenta.
Gigi: ese algo siempre te dice cosas – comenta – haber, ahora que (tu nombre) ya encontró el amor… ¿ese “algo” te dice cosas importantes sobre mi?
Karla: ese “algo” me dice que debes de dejar de ilusionarte con uno y otro chico y mantener los pies en la tierra.
Gigi: sí, sí… como tú estás felizmente enamorada y (tu nombre) ya está enamorada también, a mi me dejan de lado y no me consiguen novio!
Karla: qué se puede hacer, Cupido te trolleó.

Gigi: p-to Cupido! … oye, ¿viste cómo se fue el chico cuando entró?
Karla: ¿quién?
Gigi: el que entró, el altazooo que estaba buenazo, fuertazo, ricazoo!


Gustav (mete su cuchara): Tom.
Gigi: sí, Tom, gra… - se queda con la boca abierta – Gus..Gus…Gustav O_O

2 comentarios:

  1. Hola Jae Sung! Muy creativo tu blog! Me encantaron tus historias..! También tengo un blog. Por favor, podrías ayudarme a promocionarlo. Te agradecería un millón! Se llama: abbybetz.wordpress.com Saludos! <3

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  2. Hola!Que hermosa novela en serio!Tienes mucho talento!Me re emocionaron hasta las lagrimas los caps del padre malo...U_u Y la canción "Zoom Into Me"!Gracias a vos la conozco!Es genial y también me hizo llorar de la emoción! XD
    Pero...Y???Que paso al final!No creo que me contestes,debido a que esta novela es de hace tiempo,pero bueno si me contestas...Espero que sigas subiendo los ultimos caps,please!Esta hermosa la novela!O me mandas una solicitud x face(si es que tenes)Y me contas todo OK?XDD.Yo también amo a esta banda,Bill es un bombón y esta buenazo!Tom ahora no tanto "solía" serlo jaja y disculpa que mi comentario sea tan largo!!!jaja te me cuidas vale?Bye! :DDD

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