Lunes por la mañana…
Mamá: (tu nombreee) – abriendo la puerta de mi habitación –
despierta.
Yo: yaaaaaa – levantándome en un dos por tres, pierdo un
poco el equilibrio.
Fui a tomar desayuno con mamá.
Mamá: ¿hasta qué hora te quedaste despierta?
Yo: no sé, tú debes saber…
Ok, no creo que haya escuchado mi conversación porque era en
inglés, pero tal vez haya escuchado mis risas.
Mamá: once, creo.
Yo: no fue tan tarde…
Mamá (curiosa): ¿Y quién era?
Yo: aaay, no seas chismosaaa!
Mamá: ajajá, ya pues, cuéntame.
Yo: ma’.
Mamá: conversabas en inglés, haber, cuéntame.
Yo: un amigo, yaa!
Mamá: sus padres lo dejan estar hasta tarde con el celular,
y gastando su saldo.
Yo: sí, no todos son cucufatos como TU comprenderás.
Mamá: ay, ya, sólo era curiosidad.
Diez minutos después terminé de tomar desayuno y fui a
alistarme para ir al colegio.
Con mi mochila en el hombro, salí de casa y fui al cole.
Di un par de bostezos antes de entrar…
Las clases pasaron normalmente, revisando trabajos,
realizándolos, estudiando, leyendo, blah, blah.
Cuando llegó la hora del receso, Karla, Gigi y yo nos
quedamos en el salón a conversar, aprovechando que no había nadie.
Gigi: ¿y cómo recuperaste tus agendas?
Yo: fui al hotel de los Tokio, ahí Bill me las entregó.
Karla: jajaja no me imagino la cara que habrás puesto.
Yo: duh, no molestes.
Karla: ¿Y qué más pasó? ¿te dijo algo?
Yo: fue amable.
Gigi: anda, cuenta detalle sucios ¿Te faltó el respeto?
Yo: no, aay, te pasas – reí.
Karla: pero sigue contando, pe’
Yo: fuimos al restaurant del hotel y tomamos algo… y no
saben, luego llegó Tom.
Gigi: ¡aaahh! Tom, sexy… ahh, me muero – ríe –no mentira, yo
me quedo con Gustav.
Yo: jajajaja
Karla: ¿Y luego?
Yo: pues llegó Tom, y me pidió disculpa por haber cogido mis
agendas, yo le dije que no había problema, y luego me dijo que podía pedir lo
que sea, iba por su cuenta.
Karla: Awww, qué lindo.
Yo: y pedí un…
Ambas: ¡pastel de piña!
Yo: siiii.
Karla: adicta!!
Yo: no tanto – reí - luego conversamos, Bill se fue, Tom y
yo seguimos conversando y… bueno, quedamos como amigos.
Karla: espera! ¿cómo que Bill se fue?
Karla siempre con su sexto sentido.
Yo: no sé, se fue, tenía cosas qué hacer.
Karla: ajá…
Bueno, yo también sabía a qué se refería mi amiga… si era
que Bill se había molestado por algo o… noooo, no lo creo ¿él celoso? Naah,
estoy ilusionándome demasiado.
Gigi: ¿Y nada más?
Yo: después Tom me llamó en la noche, conversamos un poco…
Gigi: aaww, ¿te gusta Tom?
Yo: ¿eh? No…no sé.
Karla: ok, o sea que te aseguras con los dos.
Yo: ¿eh? Oyeee, yo no soy como ciertas – mirando a Gigi –
personitas.
Gigi: aay, mala.
Karla: aay, ya, era sólo una broma.
Yo: pues no me gustó.
Karla y Gigi se miraron.
Yo: ¿qué les pasa?
Karla: en realidad esos chicos son importantes para ti.
Yo (sarcástica): ¿así? No me digas
Gigi: sí, sino hubieras dicho algo como “sí, me aseguro con
los dos” o “nada que ver, no son mi tipo” o simplemente “no”.
Ellas me conocían bien, son mis amigas desde hace ya varios años,
¡¿cómo no conocerme y saber que los Kaulitz y los G’s son importantes para mi?!
Yo: está bien – suspiré – si son importantes, y mucho… pero
no más que ustedes dos – las abracé.
Ellas también me abrazaron.
Karla: claro, claro, sálvala.
Yo (riendo): es en serio… ellos son importantes, pero
ustedes son como las hermanas que nunca tuve – sonreí – gracias.
Gigi: de nada, amiga, tú también eres muy buena con
nosotras.
El receso terminó y todas las chicas volvimos a clases… y
digo “chicas” porque estudio en un colegio femenino.
Ok, mientras yo resolvía ejercicios con el teorema de
Pitágoras; los chicos de Tokio Hotel estaban turisteando a las afueras de la
ciudad. Tom propuso ir al museo que le recomendé, y como los demás no conocían
otros lugares, aceptaron ir.
En el museo pasaron varias horas, incluso cuando llegó la
hora del almuerzo ellos aun seguían viendo cosas y comprando uno que otro
recuerdito.
Bill, Gustav y Tom conversaban con una vendedora de
artesanías y preguntaban lo que vendía.
Bill: ¿y esto para qué es? – señalando una pulserita con
piedritas colgándole, muy bonita.
Vendedora: es para alejar a los malos espíritus, te protege
de las vibraciones malignas que muchas veces las personas generan mentalmente.
Bill no creía tanto en esas cosas, sólo preguntaba por
curiosidad o según él “escuchar lo que se inventan las personas para vender sus
productos”.
Gustav: me encanta este lugar – paga un brazalete – qué
buena idea tuviste, Tom.
Tom: gracias, gracias, hago lo que puedo – ríe – aunque la
idea no fue mía, sino de (tu nombre).
Gustav: aaaah, la chica a la que llamaste… - Tom le da un
codazo nada discreto – ella, ella.
Tom: sí.
Bill sabía bien quién era (tu nombre), y lo que dijo Gustav
hizo que el gemelo menor se llenara de intriga, pues pensaba: y mi hermano para
qué va a llamar a (tu nombre) ¿A caso ya no tiene ella sus libretas? ¿Estarán
saliendo?
Tom se fue unos metros lejos para ver qué era lo que Georg
estaba comprando, en ese momento, Bill aprovechó en sacarle la mayor
información a Gustav.
Bill: ¿(tu nombre)? ¿la chica de las agendas?
Gustav: no sé si es ella – mintió -… creo que sí, ayer
estuvo en el hotel con Tom.
Bill (pensando): sí, es ella.
Bill: aaah ok, debe estar saliendo con Tom.
Gustav: Creo que aun no, por el momento sólo conversan por
teléfono - ríe.
Tom y Georg fueron donde Gus, mostrando lo que habían
comprado.
Bill: Shiiit, me encanta – refiriéndose al collar de Geo.
Georg: es para ti – se lo da – Gus, esto para ti… - le
entrega una sortija con diseños precolombinos - Tom, tu ya tienes tu regalo.
Tom: sí – colocándose una muñequera.
Georg: ¿Qué hora es? – pregunta a la vendedora.
Vendedora: 2 y media, joven.
Georg: Gracias… Tom, saca tu celular y llama a David.
Tom saca su celular y se lo da a Georg para que llame. Geo
marca el número del manager y espera unos segundos.
Georg: “usted no cuenta con suficiente saldo para este tipo
de llamadas, por favor realice…” – corta la llamada – no tienes saldo.
Tom: aah, se me olvidó que no tenía – coge su teléfono y lo
guarda en su bolsillo.
Georg: te lo gastaste todo ayer en la noche – ríe pícaro – y
no en una hot line.
Tom: algo mejor qué eso… - se miran en complicidad.
Bill estaba en todo momento con “las orejas paradas”,
escuchando lo que decían. Y al ser el gemelo de Tom no fue necesario seguir
preguntando más cosas con respecto a la señorita en cuestión, ya suponía y
suponía bien, lo que estaba sucediendo.
Los cuatro chicos y los dos guarda espaldas fueron a
almorzar. Mientras hacían el pedido, mirando la carta…
Bill: llamaste a (tu nombre)…- le dice a su hermano.
Tom: sí, así es, la llamé.
Bill: ¿por qué, Tom?
El mesero estaba un poco confundido, con las justas hablaba
inglés y ahora extranjeros hablando alemán frente a él, era traumático, no
tanto.
Tom: ¿A qué te refieres?
Los G’s pidieron rápidamente.
Mesero: ¿ustedes qué desean? – pregunta a los gemelos.
Bill pide y luego Tom.
Mesero: ¿para beber?
Bill: coca-cola… el tamaño más grande.
El mesero se fue.
Tom siguió como si nada, pero Bill no quería dejar el tema
en el aire.
Bill: ¿para qué la llamaste? Si ya le entregamos sus
agendas.
Tom: porque quise conversar con ella, hermano, es una chica
linda, además de divertida.
Bill: Tom – lo mira seriamente – no la vuelvas a llamar.
Tom: ¿y por qué?
Bill: porque es MÍA, YO la vi primero.
Tom: pues fíjate que no le he visto ningún cartel o marca
que diga “Propiedad de Bill Kaulitz”.
Bill: Tom, sabes bien que me gusta.
Tom: Y A MI TAMBIÉN! – frustrado.
Bill bufó enojado, mientras los G’s observaban sin saber qué
hacer, hasta que Georg habló.
Georg: ¿les gusta la ensalada? – sonríe.
No fue lo mejor que pudo decir…
Bill: ush! – golpea ligeramente la mesa con sus dedos.
Tom: no hagas eso – molesto – ese “ush”, nooo, además ¿por
qué te molestas? Ella no tiene novio…
Bill: no sé si tiene novio, ¿qué? ¿no lo sabes tú? Pensé que
eras su “mejor amigo” – hace comillas en el aire.
Tom: ¿“mejor amigo”? si la conozco desde hace poco!
Bill: pues parecían muy amigos la última vez que los vi,
cogiste un trozo de su MISMO PASTEL y te lo comiste!
Tom: ¡¿Y estás molesto porque ella me invitó a mí y no a
ti?! Y te diré la razón. Es Porque fui amable con ella, y no descortés como tú.
Bill: ¡ese no es tu problema! Y no fui descortés.
Tom: claro que sí, huiste de la mesa como una rata…
El mesero llega con el pedido de los chicos, lo que fue
propicio, ya que dejaron de “reclamarse en voz alta” y guardaron silencio para
comer.
La tensión a la hora del almuerzo se hizo incómoda para los
cuatro chicos, Bill estaba molesto y Tom también, los G’s trataban de no
meterse en el problema de los gemelos.
Terminaron de comer, cuando salían del restaurant para
regresar al museo, Bill dijo que prefería irse al hotel, pero no le fue
permitido, ya que si uno se iba, todos debían irse…
Bill: por favor! – al de seguridad - les pagamos bien para que hagan su trabajo.
Seguridad: Bill, entiendo, pero son órdenes de David.
Bill giró los ojos con aburrimiento.
Los cuatro entraron al museo y vieron más cosas, Bill y Tom
yendo por lados opuestos, los G’s conversaban juntos.
Gustav: ¿crees que se les pase?
Georg: no sé, a Tom sí le gusta esa chica, y a Bill también…
pero…
Gustav: ¿pero qué?
Georg: tendríamos que saber a cuál de los dos elige (tu
nombre).
Gustav: ¿Y cómo saber eso?
Georg: eam… llamándola, tal vez – sonríe – tengo su número.
Gustav: no la molestes.
Georg: aunque yo podría preguntarle si puedo salir con ella…
Gustav: Ay, Georg, ya no metas tu cuchara en el plato, la
vas a confundir.
Georg: ¿y por qué?
Gustav: porque, imagínate, los gemelos conversando con ella,
siendo amables, ellos que son GEMELOS, muy difícil de elegir entre los dos… y
súmate tú, ¿Crees que va a estar tranquila con tres chicos rodeándola?
Georg: pero si a mí no me gusta, sólo quiero preguntar.
Gustav: pero entonces ella te preguntará por qué le
preguntas eso.
Georg: está bien, okay, no preguntaré nada…
Gustav: así está bien, deja que esos dos arreglen sus
problemas solos.
Georg: ojalá que sea pronto, me estresa verlos así… oye,
¿Sabías que Tom invitó a cenar a (tu nombre)?
Gustav: WDF?! – abriendo los ojos sorpresivamente - ¿qué? ¿a
dónde?
Georg: al mismo hotel! Lo oí cuando ellos conversaban por
celular ¿no te acuerdas?
Gustav niega, él había estado más concentrado en lo que
practicaban.
Georg: bueno, el hecho es que cenarán juntos y…
Justo llega Tom.
Tom: ¿De qué están hablado?
Los G’s se miran dudosos.
Georg: de la novela que Gustav está viendo por internet!
¿cierto Gus?
Gustav: sí, sí… María Soledad del Carmen saldrá con Luis
Miguel Ignacio Ricón – sonríe.
Tom los mira extrañado.
Georg: bueno, es que está interesante… no hagas caso a los
nombres dramáticos.
Tom: okay, okay…
Gustav: y ¿como para qué nos buscas?
Tom: es que ya nos vamos, vengan o los vamos a dejar…
Los cuatro chicos regresaron al hotel, acompañados de los
guarda espaldas.
Cada quién se fue a su respectiva habitación y a hacer sus
asuntos.
En la habitación de Bill…
Bill: cielos…
Él no dejaba de pensar en tantas cosas, en letras de
canciones, en las fans, en que quería salir a una fiesta pero los paparazis
estaban al acecho… en eso, cuando estaba a punto de jalarse los pelos del
aburrimiento…
“Toc Toc… Bill, puedo entrar?”.
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