Con Bill lejos, me sentí un poco triste, porque él me había
llamado y había conversado y… en fin, creo que me hice demasiadas ilusiones con
que conversáramos más.
Pero Tom seguía en la mesa, y también la conversación con
él.
Me contó que mañana irían a visitar las afueras de la ciudad
y me preguntó a dónde podría ir. Le di el nombre de un museo sobre
antigüedades. También hablamos sobre Tokio Hotel, sobre nuestras canciones
favoritas del grupo y los comentarios sobre Georg. Tom era muy gracioso, tenía
buen sentido del humor.
Yo: ¿y se llevan bien en el grupo? Es decir ¿pelean o algo
así?
Tom: sí peleamos, pero eso es de vez en cuando, no siempre,
luego nos llevamos bien.
Yo: ¿y quién es el más peleón?
Tom: Gustav, no nos tiene tanta paciencia, sobre todo a mí.
Yo (sarcástica): ¿por qué será?
Tom: Eyy - ríe - ¿qué
insinúas? – curva una ceja.
Dios, se ve tan sexy cuando hace ese gesto con su poblada
ceja marrón.
Yo: nadaaa, si tu eres un angelito.
Después tocamos el tema del evento de la compañía Wednesday,
le comenté que mamá trabajaba ahí.
Tom: ¿cómo se llama tu mamá?
Yo: (Nombre de tu mamá)
Tom: creo que ella fue la que nos nombró alternativa para
venir.
Yo: ¿así?
¿Mamá? Habrá sido ella quien se encargó de que los “Toki
Toki” vengan a la ciudad.
Tom: creo, no es seguro.
Yo: aaa ok.
Tom: ¿irás?
Yo: si mamá me da permiso para ir, sí.
Tom: ¿qué edad tienes?
Yo: dieciséis
Tom: oh, eres muy joven… no parece.
Yo: ¿eh? – curvé una ceja.
Tom: no, no – ríe – no digo que parezcas mayor…. No, no.
Tom estaba en aprietos.
Yo: ajá…
Tom: sino que has desarrollado.
Yo: ¿eh?
Tom: tienes un cuerpo muy bonito y un rostro de niña, lo que
te hace ser muy sexy y… no, no, no, discúlpame – se sonroja.
Me reí.
Yo: okay, entendí.
Tom: me pasé, discúlpame.
Yo: no hay problema… creo que si fueras un objeto, serías
un…
Tom: ¿una piedra?
Yo: no – riendo – un espejo, por lo sincero.
Tom: oh… - se sonroja.
Tom era muy lindo.
Tom: si me permites preguntarte ¿cuál es tu juguete
favorito?
Yo: eam… un xilófono.
Tom: noo, ese no es.
Yo (pensando): sí es.
Tom: no ese no es.
Pero si es mi favorito, yo me conozco…
Yo: ¿y cuál es?
Tom: es el espejo…
Un momento, eso lo había escuchado antes…
Yo: ¿por qué?
Tom: por lo bonita.
Reí nerviosa.
Yo: gracias.
Tom: no hay de qué.
Yo: supongo que eso le dices a todas las chicas con las que
conversas.
Tom: eam… sí, la mayoría son muy guapas.
Ok, Tom era un galán cazador que una vez saciado deja a su
presa.
Yo: que bueno – tratando de no seguir el juego.
Ambos terminamos de comer.
Tom llamó al mozo y pidió que cargaran la cuenta a su
habitación.
Nos levantamos, cogí mis cosas.
Tom: te acompaño a la salida…
Caminamos lento.
Tom: creo que nos veremos después, tengo tu número.
Yo: sería divertido, no lo dudo – sonreí.
Tom: bueno, ahora no puedo salir mucho del hotel, por lo de
los periodistas, pero tal vez el martes a las 7 de la noche te gustaría cenar
conmigo lo que gustes, aquí…
Reí, hizo la propuesta de la forma más camuflada posible.
Yo: creo que siete y media.
Tom: ok, me aguantaré el hambre… masticaré un chicle.
Reí.
En el vestíbulo…
Yo: bueno, creo que ya nos despedimos.
Tom: sí.
Él se encorvó para llegar a mi altura y me dio un beso
rápido en la mejilla, me sorprendió.
Tom (caminando hacia atrás): nos vemos el martes… no te
olvides.
Yo: okay, bye – sonreí.
Después de la cita con Tom, quedé totalmente feliz el resto
de la mañana, no podía concentrarme, pensé en el besito en la mejilla que me
dio Tom, fue tan lindo…
Mientras yo trataba estudiar la historia de los Derechos
Humanos, en el hotel…
Tom fue a la habitación de Georg para practicar un ritmo
nuevo, con el bajo y su guitarra. El mini ensayo iba bien, cuando alguien llamó
a la puerta… era Bill.
El gemelo menor entró y se sentó en la cama de Georg, con
Tom.
Bill: ¿están practicando algo nuevo?
Georg (sentándose también): sí, pero aun no tenemos un tono
final decidido.
Bill: ¿sobre qué les gustaría que fuera la letra?
Georg: aun no hemos pensado.
Tom: se me acaba de ocurir una letra, sobre dos personas que
se conocen pero una no siente el profundo amor que siente la otra…
Georg: wao, qué “profundo” ¿Te has enamorado, Tom?
Bill: ya, ya – no dejó que Tom respondiera – haber, quiero
escucharla.
Tom y Georg empezaron a tocar.
Bill: en el final, las tres primeras notas del coro… creo
que si las hacemos más agudas sería mejor, sólo en el último coro.
Georg: intentemos… sí, es verdad.
Las horas pasaron, los chicos hicieron su vida normal, al
igual que yo mientras esperaba a que mamá llegara con el almuerzo.
A eso de las 3 de la tarde ella apareció, con varios papeles
y la comida.
Yo: ¿qué tal te fue?
Mamá: bien, saca la comida por favor.
Saqué la comida y mamá fue a ponerse cómoda, cuando regresó
empezamos a almorzar.
Mamá: ¿y cómo te fue a ti? ¿Fuiste a la Silla Loca?
Dudé un momento.
Yo: sí.
Mamá: ¿y te dieron nuevos apuntes?
Yo: sí.
Mamá: aya…
Yo: ma’, ¿y… qué es ese evento “tan” importante que habrá en
Wednesday?
Mamá: es el 50 aniversario de la compañía e
internacionalmente se celebrará, y como la sede es aquí… pues habrá cinco días
de campañas, fiesta, recepción y otras cosas.
Yo: aah.
Mamá: y adivina qué… no pudiste ir al concierto de Tokio
Hotel ¿cierto? Pero esta vez, ellos vendrán al evento.
Yo: ¿en serio? – fijo asombro.
Mamá: sí, de hecho, la señora Florencia y yo propusimos a
que los Toki Toki vengan, a su hija también le gusta ellos.
Yo: vaya, que bueno, no lo sabía.
Mamá: y con suerte llegarán… ¿tú no sabes nada?
Yo: escuché algo por la tele, pero no sabía del todo… -seguí
comiendo.
Mamá: ay hija.
Las horas pasaron como si nada.
Los chicos la pasaban bien, Georg y Tom pasaron varias horas
juntas, incluso almorzaron juntos en la habitación del castaño. Lo que le causó
curiosidad a Gustav más que a Bill.
Gustav: supongo que tienen bastante que ensayar – comentó a
la hora de la cena.
Bill: también lo supongo.
Cuando Natalie, Gustav y Bill terminaron de cenar, Gus fue a
la habitación de Georg, como para conversar y escuchar la melodía para ir
sacando algo en la batería.
Tom salía del baño…
Tom (sin darse cuenta de Gus): creo que la llamaré ahora,
quiero conversar con ella…
Tom (viendo a Gustav): Gustaav – asustado.
Gustav: uuuy, “ella” ¿ya conociste a alguien en esta ciudad?
Tom: sí – sonríe y se echa en la cama.
Gustav: ¿Se puede saber quién?
Tom: sí.
Gustav: ¿quién?
Tom: tú la conoces, la viste ayer en la noche.
Gustav (pensando): no
me acuerdo.
Tom: en el restaurant, una chica que dejó su cartuchera con
las agendas ¿Te acuerdas?
Gustav: aah, sí… ¿cuál de las tres era?
Tom: la pelinegra de cabello suelto.
Gustav: ¿Con la que conversó Bill?
Tom: sí, ella.
Gustav: uuhm, tienes buen gusto, a mí también me pareció
guapa.
Tom: uush – lo golpea con la almohada – la llamaré.
Gustav: ¿cómo, ya tienes su número?
Tom: es que soy rápido.
Georg: naah, mentira, en la agenda estaba y él lo guardó.
Tom: sshh! No me difames – saca su celular – no hagan ruido.
Georg no hizo caso y hizo una demostración del tono de la
canción a Gustav.
Yo estaba en la sala, tomando un té con mamá mientras
veíamos el noticiero…
Mamá: ay, ahora las cosas ya no son igual que antes, mira a
todo lo que uno se expone al salir.
Yo: Agradece que no me gusta ir a fiestas – reí.
Mamá: si, sí, y si vas siempre acompañada de alguien de
confianza, sino no vas…
Mi celular empezó a sonar, estaba entre los almohadones, lo
saqué y vi el número, era desconocido… ¡¿será Bill?!
Yo (contestando): hola…
Tom: Hola, (tu nombre), soy Tom, ¿cómo estás?
Me alegré, era Tom.
Yo: bieeen, ¿y tú?
Tom: mejor ahora que te escucho… - cubre el teléfono –
oigan, no hagan tanta bulla, estoy al teléfono…
Me levanté del mueble y fui a mi habitación.
Tom y yo conversamos por casi media hora, hablando sobre el
clima, el frío, los resfríos, vitaminas…no era algo emocionante, pero si
entretenido…
Tom (en una esquina de la habitación de Georg, conversando
por teléfono): jajajaja sí, lo sé.
Yo (en mi habitación, echada en la cama): pero para prevenir
– evitando reírme – podrías colgarte un limón en el cuello – creencia popular.
Tom (levantándose y despidiéndose con la mano de sus
amigos): jajajaja, pareceré un perro.
Yo: jajajajajajaja
Tom (haciendo señas de que ya se iba): … un día Bill y yo
nos enfermamos, y me encargaron las pastillas para el resfriado, pero me
equivoqué y tomamos laxantes.
Reí.
Tom caminó a su habitación y continuamos conversando.
Una hora después, sentí que el cansancio llegaba a mí.
Yo: aay, Tom, ya tengo que ir a dormir.
Tom: yo igual… ay, creo que ya he gastado todo el crédito –
ríe – no importa.
Yo: espero que no hayas marcado el código que sirve para que
el receptor de la llamada la pague.
Tom: no, no – ríe – no soy tan malo… ¿cómo crees?
Y de ese “¿cómo crees?” seguimos conversando media hora más,
hasta que un sonidito avisaba que Tom ya se quedaba sin crédito en el celular.
Tom: Ay, David me matará.
Yo: jajajaja, has penitencia.
Tom: jajaja pero vale la pena.
Yo: jajajaja yaaa.
Tom: bye… - mira la hora – es tarde, duerme.
Yo: sí, tengo que ir al colegio – casi lo había olvidado.
Tom: oohh te quedarás dormida?
Yo: si duermo ahora tal vez despierte…
Tom: ups, te dejo dormir, que descanses bien.
Yo: ok, igual tu…
Cortamos la llamada.
Una sonrisita curiosa se me quedó en la llamada después de
haber terminado de conversar con Tom.
Fui a alistarme para dormir, mientras reía al recordar lo
del limón en el cuello, me imaginaba a Tom.
Riendo, me metí a mi cama… y seguí riéndome unos cinco
minutos más, hasta que me quedé dormida pensando en él.
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