viernes, 22 de marzo de 2013

Capítulo 16: Las violinistas...



Bill estiró el brazo y cogió su celular. Medio dormido, miró la pantalla de éste, tenía un mensaje de un número desconocido. Presionó “leer” y…

…10 minutos después…
Gustav (regresaba de hacer ejercicios, limpiándose la cara con una toalla): cuidado… - dice al chocarse con algún distraído.
Bill: lo lamento… - sigue su camino un tanto nervioso.
Gustav: Ey, Bill! – lo detiene - ¿A dónde vas? – preocupado por su amigo.
Bill: Gus, (tu nombre) está en problemas, está mal y tengo que ir a verla, discúlpame, amigo…  - da un toque en el brazo del baterista y se dispone a irse.
Gustav: Espera, Bill… yo te acompaño.

Bill y Gustav fueron al estacionamiento,  subieron a la camioneta, el chofer no estaba pero ellos podían conducir y localizarse con un GPS.
Gustav: ¿qué pasó?
Bill: Recibí un mensaje de alguien extraño que conoce a (tu nombre) – metiendo la mano en su bolsillo, entrega a Gustav su celular – dice que está grave.
Gustav busca los mensajes y lee el anónimo: “Bill Kaulitz, tu amiga (tu nombre) está en problemas, ve al Hospital Santa María en la calle Villa Nueva… ella te necesita ahora más que nunca. PD: aun conserva el peluche que le diste”.
Gustav devuelve el celular y mira a su preocupado amigo al volante.
Gustav: ¿no prefieres que conduzca yo?
Bill: puedo hacerlo, Gus, no estoy tan mal… CUIDADO!!!... uf, felizmente…
Gustav: será mejor que te calmes.
Bill: lo sé, lo sé – se detiene frente a la luz roja.
Gustav: Yo conduzco, Bill.
Bill: sí, hazlo.
Ambos bajaron e intercambiaron lugares en un dos por tres.
Bill estaba ansioso, el mensaje tan poco explícito lo tenía preocupado. Pensaba en qué podía haber ocurrido con (tu nombre) y se sentía culpable ¿por qué?
Gustav: ¿por qué te sientes culpable?
Bill: ¿qué pasa si una fanática trató de hacerle algo malo o peor, le hizo algo malo?
Gustav: No creo, el mensaje no parece amenazante...
Gustav estaba preocupado por su amigo, nunca antes lo había visto tan mortificado… excepto la vez en que Tom se lesionó el brazo.
Bill: Gustav, estoy asustado… no sé cómo está (tu nombre).
Bill estaba muy enfadado-preocupado-triste. Temía que a su “chica” le haya pasado algo, sea o no  grave, le importaba mucho.
Gustav: ¿no han enviado otro mensaje o alguna llamada?
Bill: no – mirando su celular – intente llamar al número, pero no responden.
Gustav: bueno, ya llegamos.
Se estacionaron y ambos bajaron.

Entraron por la puerta de emergencias y se acercaron al área de atención.
Bill: buenos días, señorita, busco a una paciente, su nombre es (tu nombre)…
Bill (pensando): SHIT! ¿cómo es posible que no sepa su apellido?
Bill (continúa hablando): tiene 15 o 16 años… es de cabello oscuro y…
XXX: ¿Es usted familiar de la adolescente que llegó en la madrugada? – intervino un médico, quien dejaba un portafolios a un lado.
Bill: s…soy un amigo de ella ¿quién es usted?
XXX: Dr. Patrick Olivera, la señorita (tu apellido) es mi paciente.
Bill: Bill Kaulitz – estrecha su mano.
Dr. Olivera: ¿usted conoce al padre de (tu nombre)?
Bill (dudando): muy poco…  (¿por qué me pregunta eso? ¿qué ha pasado? Necesito enterarme) ¿dónde está (tu nombre)?
Dr. Olivera: venga conmigo…
El Dr. Olivera llevó a Bill y a Gustav al pasillo donde se encontraba mi habitación mientras trataba de explicarles rápidamente lo que me había sucedido.
Dr. Olivera: Sr. Kaulitz, ¿Se encuentra bien?
Bill (asintiendo): sí…
Bill estaba fuera de sí, no podía creer lo que había ocurrido las últimas horas.
Dr. Olivera: los dejaré pasar un par de minutos, el horario de visita será en una hora.
Bill: okay… si me permite, quisiera entrar yo solo.
Dr. Olivera: claro…
Bill se acercó a la puerta y respiró profundo antes de entrar, a él le dolía todo lo que me había sucedido y se lamentaba no haber podido ayudarme.
Un mar de pensamientos lo inundaba, pero trataba de mantenerse con la mente fría y actuar sin presión, aunque su impulso de hombre lo hacía sentirse miserable por no ir y golpear a aquel sujeto que se jactaba de ser el padre de su amada, quién fue brutalmente golpeada.


Dentro; mis amigas y yo casi nos quedábamos dormidas
cuando escuchamos que la puerta se abría.
Gigi y Karla corrieron la cortina que había entre la camilla vacía y la mía, se escondieron bajo ésta y guardaron absoluto silencio. Por mi parte, me cubrí con las sábanas hasta el pecho y fingí estar dormida.
 Bill entró a la habitación de color blanco, buscándome con la mirada.
Bill (pensando): (tu nombre), lamento mucho lo que ha sucedido… el no haber estado contigo cuando me necesitaste me preocupa bastante… cuando un ser amado está en dificultades, sus allegados lo presienten, sin embargo yo no sentí ni una señal, ni una pesadilla ni nada… ¿por qué, señor? Sé que no soy un fiel creyente, pero ¿por qué tuvo que ocurrir esto? ¿por qué a ella? Hubiera preferido que me golpearan a mí y no lastimaran a (t/n)… mi (t/n)… - se acerca a la cama donde estoy “dormida” y susurra – (t/n), estás dormida… tu cuerpo está débil y creo que no pudiste resistir tan bien los golpes, sabes, si fuera posible retroceder el tiempo, me atrevería a recibir los golpes que tú tuviste que aguantar… “when you can't breathe, i will be there, zoom into me” - respira profundo.

Bill se sentó en una silla blanca, al lado de la cama y cogió mi mano. La tomó entre las suyas y la besó, cerrando los ojos, agradeció a Dios en voz alta por tenerme a su lado, diciendo que se sentía afortunado por  haberme encontrado.
Todo mi cuerpo estaba en “pausa”. Con sus labios tocando en mi piel, mi corazón empezó a latir rápido, muy-muy rápido, me llené de energía… no sé, fue un sentimiento muy bonito. Su voz...cielos, esa voz… se dice que todas las personas tenemos un ángel que nos protege, ¿será Bill el ángel que me han enviado del cielo? ¿será él, mi ángel con la voz más hermosa de la tierra? Con sus palabras me daba cuenta que todo lo que había sucedido no era nada comparado con el cariño y apoyo que Bill estaba dispuesto a darme. Vaya… pero ¡Qué bonito es el amor! Nunca antes lo había sentido de esta forma, es que es tan hermoso estar enamorado… Bill… ¿todo esto es realidad? ¿o es efecto de la anestesia o aún sigo dormida en el piso de mi habitación? Por favor, que alguien me golpeé (siendo irónica… mi sentido del humor está un poco desabrido, por favor… alguien que me traiga a tierra).
Abrí los ojos, lentamente…
Bill miraba la nada, pensativo y parecía tener muchas cosas en la mente. Así era…
Yo (susurrando): Bill…
Él continuó sujetando mi mano y me miró con la mirada más tierna que jamás haya recibido, luego acercó una de sus hermosas manos a mi rostro y con sus dedos acomodó mi cabello. No me dijo nada, pero una sonrisita tímida se formaba en sus labios, miraba alrededor y volvió nuevamente a la nada.
En voz baja, le pregunté en qué pensaba.
Bill (se acerca más y me susurra al oído): en qué cara pondrán tus amigas cuando salgan de su escondite.
Mis los ojos de par en par, por la sorpresa. Había olvidado que ellas estaban escondidas y me di cuenta que estuvieron de "violinistas del tejado" mientras Bill me hablaba...
Yo (susurrando también): es que la enfermera les dijo que se escondieran.
Bill (susurrando): diles que salgan, deben estar incómodas...


Con una pequeña risilla, dije “Gigi, Karla, salgan ya”.
Después de unos ruidos extraños, quejas de Gigi porque Karla le había pisado el pie “ya me dejaste con el pie plano >.<”, ambas salieron de su escondite.
Bill se irguió en la silla, cuando ellas corrieron la cortina y nos miraron con cara de niñas reprendidas.
Gigi (Apenada): Hola… - se ruborizó – hola Bill.
Bill devolvió el saludo y sonrió muy tranquilo.
Gigi: este… nosotras…
Karla: tenemos que…
Gigi: Bueno… iremos a…
Karla (ocurriéndosele una idea): ¡al colegio! sí
Gigi: noo, Karla, ya fingí mi voz y dije que no iría…
Bill y yo reímos, ambas se veían muy graciosas.
Gigi: iremos a tomar algo... – coge las mangas de la chompa de Karla.
Karla: sí, sí ^^U ya nos vamos… adiós…
Ambas caminan una detrás de la otra y salen, no sin antes hacerme un gesto de “aprovecha que están solos”.
Afuera, Gustav bebía de una botella de agua y vio a mis amigas salir de la habitación. Pero no les dijo ni preguntó nada, aunque sospechó que eran mis amigas, al verlas con uniforme de colegio.


A Karla le pareció haber visto antes el rostro de Gustav, aunque no se acordaba dónde, estaba segura que Gus tenía algo que ver con Bill.
Karla (dejando atrás el pasillo, piensa): tal vez un fan… o guarda espaldas… no, no, el bajista… creo que sí… estoy segura que es algo de Bill… tal vez su hermano…
Karla tenía dudas, pero Gigi estaba segura de quién era el pelinegro de anteojos que estaba afuera de la habitación.
Gigi: Es Gustav Schäfer, baterista de Tokio Hotel, mayor que los gemelos y menor que Georg… ok, algo me quedó de las CUCHUSENTAS veces en las que (tu nombre) me habló de los chicos de Tokio Hotel.


En la cafetería, ambas pidieron un café descafeinado y una empanada de carne. Estaban hambrientas, pues no habían desayunado.

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